Antonio Moral, director del Festival Internacional de Música y Danza, lleva desde que se anunciaran el pasado martes las fases de la desescalada con el teléfono echando humo. La tozuda realidad de la pandemia ha golpeado muy duramente a todos los grandes acontecimientos culturales, y el Festival es uno de ellos. El gestor cultural confesó ayer a IDEAL que «antes de aquella rueda de prensa del presidente Sánchez tenía tres escenarios posibles. Ahora estoy haciendo un puzzle, porque hay más». Ese es el panorama que presentará hoy al Consejo Rector.
La sexagésimo novena edición del Festival Internacional de Música y Danza no es una fallecida aún –y Moral quiere salvarle la vida– pero sí es una enferma cuyo pronóstico cambia mucho. Por ello, sus esfuerzos se centran en estos días de principios de mayo en preservar en la medida de lo posible el programa que dejó en herencia el anterior director, Pablo Heras-Casado, con la lógica desaparición de los espectáculos que no puedan celebrarse, bien por condiciones de aforo y distancia, o bien porque la logística –esencialmente, los viajes de los artistas– sean inviables. Los espectáculos de ballet del Generalife serán, con total seguridad, los primeros en caerse del cartel. Por varios motivos: primero, por las limitaciones de aforo, ya que se superan con mucho las dimensiones máximas para los espectáculos. Y segundo, y más importante, porque muchas compañías y orquestas no van a viajar.
Alemania ha señalado a España como ‘país no grato’para desplazarse este verano, y no es el único país que va a desaconsejar trasladarse aquí, por lo que se descarta la presencia del Aalto Ballet Essen y de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín, prevista para el primer gran concierto en el Palacio de Carlos V, un escenario que sí se contempla mantener en la nueva programación, aun con las limitaciones de aforo que sean precisas. El resto de los espectáculos de danza que tienen como sede el Generalife –Les Ballets de Monte Carlo, Mandalain Ballet Biarritz y la Compañía Antonio Najarro– se caerán, mientras que para el de Miguel Poveda se busca una ubicación alternativa.