En un editorial colgado en su web, ha señalado que la crisis de la prensa impresa «ha ido minando un proyecto que se ha mantenido al margen de los grandes grupos editoriales, defendiendo una libertad y una línea de trabajo que se han ido haciendo más difíciles de mantener».
Ha sostenido que una pequeña editorial como la de ‘Rockdelux’ dependía de un equilibrio entre ventas en quioscos, cada vez más escasas, e ingresos de publicidad, una balanza que lleva años «resquebrajándose».
A eso, añaden, se ha sumado que el «golpe inesperado de la pandemia del coronavirus ha sido (es) una bofetada brutal que hace aún más inviable el proyecto», ya que ha dicho que siempre ha intentado mantener unos estándares de calidad y una remuneraciones dignas, dentro de sus posibilidades.
«El periodismo (el musical y de cualquier otro tipo) no se hace (o no se debería hacer) gratis. En ‘Rockdelux’ siempre se ha procurado apoyar esta vertiente de profesionalidad en un entorno copado por un voluntarioso (y a menudo sonrojante) amateurismo», ha sostenido.
La revista ha asegurado que se va «con la cabeza bien alta, con la satisfacción de un trabajo bien hecho y con la tristeza de no poder seguir continuándolo», y ha agradecido el trabajo de todos los implicados en el proyecto a lo largo de estos 35 años.
Asimismo, sobre una versión digital: «Una revista digital, ahora mismo, únicamente es viable subrayando una vuelta a ese amateurismo no remunerado contra el que siempre hemos luchado».
El último número de la revista, el 394, se ha planteado como una guía abierta para que los colaboradores sacaran sus filias y extendieran ante los lectores sus preferencias culturales en estos tiempos de confinamiento, sin necesidad de amoldarse a la actualidad, con 55 firmas: «Algo así como un resumen de la filosofía que siempre ha recorrido las páginas de la revista».