Haciendo bueno aquello de que no hay quinto malo, se apoyan en el cuarto para darle una vuelta y encontrar todo un nuevo disco que no tiene necesariamente nada que ver con el anterior más allá de lo obvio.
De hecho, el propio Pucho (Juan Pedro Martín, Madrid, 1979), bromea divertido con Europa Press ante la posibilidad de escuchar ambos discos comparados: «Cada cuál es libre de hacer sus escuchas como desee. De hecho ¡a mí nunca se me había ocurrido esa manera de escucharlo hasta que he leído esta pregunta!»
Pasa entonces el cantante del grupo de Tres Cantos a recordar que el germen de este proyecto está en el concierto sorpresa que en el verano de 2018 dieron en Madrid dentro de los Veranos de la Villa para unas doscientas personas en la Quinta de Torre Arias.
«Realizamos un concierto sorpresa para unas doscientas personas. Después de tocar un mes antes delante de 38.000 en la Caja Mágica el contraste era brutal, y como tal decidimos contrastar la propuesta igualmente tocando las canciones de nuestro último disco de una manera mucho más íntima, re-arreglando todos los temas para ese formato más reducido», explica.
Y añade: «Al final fue un éxito, pero el trabajo que nos llevó preparar ese concierto en tiempo record nos picó el gusanillo para continuar el proceso de transformación de las canciones y plasmarlo en un disco. Desde el principio de nuestra historia, siempre hemos jugado y transformado las canciones de nuestros discos e incluso de nuestras primeras maquetas, pero nunca lo habíamos recogido en un disco como tal, así que vimos que era el momento de hacerlo».
Concede entonces Pucho que quizás los discos habría que grabarlos una vez terminada la gira de presentación de turno. Otro pequeño salto mortal al que le pone un pero en este caso en particular, pues estas nuevas canciones «no son una evolución de las canciones de la gira, sino otras versiones».
«A nosotros siempre nos gusta dejar un bis o un ‘extended’ después de todas las giras a modo de regalo de despedida», señala, para luego desarrollar: «Hicimos la colaboración con la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia después de ‘Mapas’, o el ‘15151’ después de ‘La Deriva’, o incluso la banda sonora del videojuego ‘Los Ríos de Alice’ era una reinterpretación o descontextualización de muchas de las canciones de nuestro repertorio hasta la fecha. Este disco vendría a ser nuestro bis de ‘Mismo Sitio, Distinto Lugar'», resume.
Se trata, en definitiva, de poner a la canción como «eje fundamental», algo que Vetusta Morla ha hecho siempre. «Es lo que da sentido a la banda, a los álbumes, al sonido y obviamente a nuestro público también», señala Pucho, quien prosigue: «Es por esto que no podremos nunca dejar de verlas como seres vivos que mutan y se transforman a lo largo de los años como la vida en general».
La invitación al «desafío» está ahí con este nuevo álbum, de la misma manera que hace acto presencia la «reacción inevitable» en plan ‘me gustaba más el primero’. «Nos daría mucha rabia que el público se quedase sólo en eso. Preferiría que se viese como ‘mira que bien, que hay dos caras de una misma moneda'», plantea.
El juego y la diversión están en el fondo de ‘MSDL – Canciones dentro de canciones’, partiendo de la premisa necesaria de «no hacer la misma canción que ya existía», sino investigar, buscar y probar «como un científico en un laboratorio con sus probetas para conseguir llegar a otro resultado desconocido y diferente del que ya conocías de memoria».
Con ese ensayo-error siempre presente, destaca Pucho que nunca afrontaron este disco «para competir» con ‘Mismo sitio, distinto lugar’, ni porque estuvieran «insatisfechos» con él. «Simplemente es un juego creativo en el que lo importante, como se dice, no es ganar sino participar. Esto no es una competición ni de discos ni de canciones», resalta.
Sí que concede, claro, que «los gustos de cada uno cambian y seguro que hay cosas» que hicimos todos en el pasado que ahora no las sentimos de la misma manera, pero traza una línea clara con una frase certera: «De ahí a elegir entre el ahora y el antes, yo no puedo hacerlo. Cada cosa es fruto de su tiempo y su momento».
Vetusta Morla tenía para 2020, otro año más, una gira intensa con multitud de fechas no solo por España, sino incluso en lugares emblemáticos como el Royal Albert Hall de Londres. Todo eso se fue al garete por la pandemia del coronavirus y pasará un tiempo hasta que tengamos una perspectiva clara de lo que está por venir para la música en vivo.
De retirada forzosa en sus cuarteles de invierno, no tiene prisa el grupo por adelantar un regreso descafeinado en cualquiera de los formatos que se vienen proponiendo -autocines, aforos reducidos, streaming de pago-.
Así, adelanta Pucho que harán algo cuando «la salud de todos» los que participen en cualquier evento «esté absolutamente protegida y cuando las autoridades sanitarias lo permitan». «Nos gusta reflexionar y pensar todos nuestros movimientos y la urgencia nunca ha sido nuestro fuerte», remata.
Lo que sí ha hecho la banda estos días de confinamiento ha sido dar forma a ‘Los abrazos prohibidos’, una canción colaborativa a beneficio del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con participación coral tan variopinta que incluye a Joaquín Sabina, Kase.O, Dani Martín, Santi Balmes, Eva Amaral, Ismael Serrano o Luz Casal.
«La idea llegó a través de Guille, nuestro guitarrista. El escritor Benjamín Prado le habló del poema colectivo ‘El Vals de los Salvavidas’, que había elaborado como homenaje a las sanitarias y sanitarios junto a otros autores. Un poema coral que entre Benjamín y Guille se les ocurrió musicar», relata.
Y remata: «Dada la pluralidad de autores de ese poema, Guille propuso abrirlo también a la diversidad en lo vocal, de ahí que la convocatoria para los que quisieron sumarse fue tan bien recibida. Es nuestra manera de interpretar esta pandemia: o pensamos en todos o no saldremos ninguno».